domingo, 13 de marzo de 2011

AMORINDIO

*** Publicados en el libro
Voces y diferencias -Poesía-
Cali, Universidad del Valle, Junio de 2009


1

La serpiente verdadera
Nos corre por dentro

Bebo el cántaro fresco
De tu vientre

Somos ríos de noche
Y de tiempo


4

En la montaña milenaria
Soy el bambú mecido por el viento

El murmullo del agua
Entre las raíces torturadas del silencio

Tengo los ojos grandes y asombrados
De ese niño golpeando piedrecitas
A la orilla del río

Los huesos del anciano
Atados al yugo de los días

La cabeza hundida entre las piernas

El ombligo amarrado al corazón del tiempo


5


Triste procesión de chirimías
Y bocinas heridas de nostalgia

Los fantasmas que encuentro en mi camino
Me conducen a un país donde no existes

Un hombre sin rostro te arrebata de mis sueños

Te pierdo en la ciudad multitudinaria del olvido



6


Ata el viento el vuelo de las aves
Al sueño de la inmensidad
Y el río piensa que abre caminos
Entre rocas más viejas que su edad
La montaña mira a lo lejos y parece
Que viera más allá del mar
Se cambia de vestido la serpiente
La luna se cambia de lugar

¡ Sólo tú quieres ser siempre la misma
María Libertad!



9

Trazar los signos
En la piel de los sueños

Ancianos centenarios deletrean
Con ojos profundos
Y dedos temblorosos

Sobrevivientes de interminables hecatombes
Arrasadas culturas
Destruidos pueblos
Por la voracidad y la rapiña

Ancianos milenarios
Conducen con pasos inciertos
Niños de ojos asombrados
Por las populosas calles

Hombres tan antiguos como el tiempo
Desmadejan su pobreza
Sobre un mundo baldío
Sobre una tierra estéril

Los perros de la muerte
Olfatean sus huesos



martes, 14 de abril de 2009

DESPUES DE LA LLUVIA

Después de la lluvia la tarde
Es repentinamente diáfana
Como una burbuja de jabón
La ciudad de perfil con sus altos edificios
Es como una muchacha que despierta
Recostada sobre la cordillera
El centro comercial resucita
Y yo voy por ahí con mis zapatos
Húmedos hasta los huesos
Dando vueltas y mirándome en los espejos
En los cristales recién limpios
Buscando rostros en las ventanillas
De los buses
Ojos
Alguien sonríe en algún sitio del mundo
Y me estremezco
Presiento tu sonrisa
Y la contesto.


*** Publicados en la revista
Los Cuadernos del Taller
N° 1 Septiembre de 1984
Universidad del Valle
Facultad de Humanidades
Departamento de Letras.

DE PERROS ROJOS

***

Alrededor la noche de los perros rojos
Va acumulando sus monedas falsas
Un mendigo encorvado como un interrogante
Se abandona a las puertas de la iglesia
Estirando una garra crispada y temblorosa
Los nocturnos caminantes
Entran en una calle sin salida
Y cuando quieren regresar
La calle tampoco tiene entrada
Los prisioneros golpean secamente
Con su cráneo en la roca inconmovible
Y los perros rojos
Lamen la sangre derramada
En las sombras
Un solo ojo inmenso y monstruoso
Contempla con suma complacencia
Y parpadea.


*** Publicado en la revista
Los Cuadernos del Taller
N° 1 Septiembre de 1984
Universidad del Valle
Facultad de Humanidades
Departamento de Letras.

CORONA DE ESPINAS

***

Esta tarde la lluvia ha golpeado en las puertas de mi calma
La terrible lluvia con su reloj descompuesto
Ha invadido lo mío
Mis cartílagos
Mis órganos extremos
Mi misterio
Ha llenado mi cuerpo de agujeros
De voces
De destiempo
Un murciélago aletea en mi cerebro
Es el olvido
Es el recuerdo
Quiero arrojar esta tierra y su universo
La larga metrópoli del tedio
Arrojarme de lleno en el río del tiempo
Buscarte por todos sus codos y recodos
Encontrarte
Mirarme en ti
Reconocerme
Caminar abrazados por las calles del momento
Envolverme en tu voz o en tu silencio
Descubrir en tu pecho mi corazón ya viejo
Rejuvenecerlo
Arrojar la corona del dolor del pensamiento
El dolor coagulado en mi garganta
El profundo dolor habitante de mis huesos.

*** Publicado en la revista
Los Cuadernos del Taller
N° 1 Septiembre de 1984
Universidad del Valle
Facultad de Humanidades
Departamento de Letras.

martes, 24 de marzo de 2009

...TRANQUILAMENTE...

***

Podía decir tal vez
Quizás
Quien sabe
A media noche el ladrido de los perros
Y yo sería uno más con ellos
La lenta manifestación de los segundos
Por las avenidas del silencio
Y yo podría ser uno menos
O el obscuro asesino entre las sombras
Con el cuchillo listo
Y un hombre extremadamente alto y delgado
Pasa gimiendo como una mujercita
Con la cara entre las manos
Y ese hombre me duele
Sin embargo
Mi puñal lo va arrinconando contra el espanto de la muerte
Y mi corazón es un líquido espeso y venenoso
Y sonrío misteriosamente
Y de repente
Tengo hambre
Y salto una verja de amenazantes barras erizadas
Y empiezo a masticar las flores frescas
Y mi saliva es amarga y pegajosa
Y vomito en la acera
Pero alguien está rezando para que yo me muera
Y yo le grito Puta Puta
Y orino sobre ella
Y sonrío nuevamente satisfecho
Y camino con las manos atrás
Un poco más tranquilamente
Un poco más
Tranquilamente.




*** Publicado en la revista
Los Cuadernos del Taller
N° 1 Septiembre de 1984
Universidad del Valle
Facultad de Humanidades
Departamento de Letras.



martes, 17 de febrero de 2009

BORDEAUX DOS

Jueves 11 de septiembre 2003
(INÉDITO)



El único tiempo que cuenta
es el que corre por mis venas
el que mi corazón se esfuerza por empujar un poco más
y ese tiempo que vuela
es un ave que nunca regresa
se agota con el aire que respiro
y con el fuego que me quema
Aquí y ahora
sé que estoy hecho a la muerte para siempre
en mis entrañas
siento crecer las flores blancas con un perfume intenso
y una llovizna eterna y negra
deambula en mi cerebro
no es posible el regreso
No es posible
no hay una segunda oportunidad
no se puede reandar o deshacer este camino
Y al final de la lluvia y de la noche
al final de la sangre y de las flores
nada me espera
sólo este yo eternamente solo
que se apaga
que detiene su vuelo
aquÍ y ahora nuevamente
en torno mío
la blancura ilímite del cielo
los inexpresivos rostros
los labios silenciosos
los muertos


BORDEAUX UNO

martes 9 de septiembre 2003
(inédito)



Todas las nostalgias del mundo han venido esta noche a caer sobre mi cuerpo
A través de la ventana, veo la luna llena,
El planeta Marte que se aleja poco a poco de la tierra
Los perfiles negros de esta ciudad hecha en piedra
El hilo azul del humo que se desvanece
Y yo siento que esta es una soledad tan grande como el universo
Tan larga como el tiempo

No puedo dejar de pensar con cierta simpatía y complicidad
En el ángel caído y sufriente tan lejos de la luz del rostro amado
Y en el hombre primordial arrancado brutalmente de su anhelado paraíso
Y en toda la innumerable multitud de seres derrotados
Que tuvieron que echar a vagar su cuerpo desarmado por territorios hostiles
condenados a hurgar con sus dedos desnudos las arenas del desierto
Pienso en aquellos que tuvieron que robar mujeres, alimentos
Y en los que mendigaron a la entrada de una iglesia
Y en los que yacen enfermos y olvidados en un cuarto oscuro

Pienso sobre todo en los muertos
En los rostros de los muertos
En el rostro de mi madre cada vez más afilado y transparente
Y en mis párpados cerrados y en los espejos abiertos
Y en los cuerpos sin nombre que cada día amanecen masacrados en los campos
Y los que matan a traición
Y los que mueren por odio
O por venganza
O por dinero

Yo siento que todos los muertos de la tierra
Son un solo inmenso muerto
que crece como un árbol siniestro
En mis ojos, en mis venas, en mis huesos.
Y yo soy ese muerto.


BORDEAUX CERO

BORDEAUX 23 de agosto de 2003
7:20 de la tarde
Cali, 12 y 17 del mediodia
(INÉDITO)


Vida mía
Que soledad tan grande
Yo soy como un río que se detenido mucho tiempo y quiero desbordar en ti toda la inmensa ternura que quiere entregarse.
Dónde estás?
Qué haces en este momento?
Tengo tanto amor para darte.

El atardecer va avanzando perezosamente en este cielo extraño,
en esta ciudad donde todo me es ajeno.
Me falta el aire que respiro a tu lado.
Las pequeñas cosas domésticas.
Tu voz, tu piel, tus manos,

Yo voy como un sonámbulo del tinto al cigarrillo,
De los libros a la música
Pero en ninguna parte me hallo
Pero en ninguna parte te hallo.

Solo en mis más íntimos sueños
Tu imagen venerada procura un alivio
A este dolor de bestia acorralada
De hombre aprisionado por rejas de distancia

Tú, mi más alto, mi más bello, mi mejor anhelo.

lunes, 9 de febrero de 2009

LAS JORNADAS








Hubo jornadas verdaderamente grandiosas en la historia de nuestro pueblo:
Habría que haber visto las caravanas que salieron en todas direcciones
perseguidas por aquellos seres bestiales y perversos.
Mitad hombre, mitad bestia cuadrúpeda, eran a veces como seres planetarios
protegidos por fuertes corazas de metal y tenían un poder inmenso sobre los elementos.
Más que dioses eran demonios iracundos y concupiscentes que caían como una peste sobre los poblados sembrando pánico, desolación, sangre y cenizas.
Las mujeres eran raptadas y violadas, las tumbas y los templos profanados, sembrados y aldeas eran presa del fuego. Desde lejos enviaban el trueno y la centella mordiente y nuestros muchachos morían miserablemente. En una sola incursión podían eliminar a cuatrocientos hombres, a cuatro veces cuatrocientos hombres físicamente dotados, guerreros altivos y diestros en ofrendar su sangre.

Grupos de ancianos y de sabios sacerdotes, asistidos por guerreros y gentes del pueblo, salieron de las grandes ciudades, custodiando con celo los tejidos sagrados. Partieron en busca de las puertas secretas, recorrieron extensos valles y bosques enloquecientes, ascendieron las obscuras montañas de las cordilleras, acosados a cada instante por la amenaza de los abismos pavorosos, los desfiladeros eternos azotados por una menuda llovizna de polvo amarillo, hacia regiones cada vez más inhóspitas.

En los preciosos colores se anudaban historias tan antiguas que aún el tiempo no se había instaurado cuando acaecieron. Los mejores artistas de nuestra nación habían derrochado inspiración, voluntad e imaginación para acabar aquellas obras primorosas cuya sola vista inundaba de lágrimas los ojos sensibles. Vidas enteras de pintores, poetas, sabios sacerdotes, maestros de la palabra habían sido ofrendadas durante generaciones para dar cuenta de la obra de los dioses, los hombres y los pueblos, en aquellas texturas delicadas, que ahora eran devoradas por el fuego de la ignorancia y la inconsecuencia infame de los invasores.

Muchos textos había sido destruidos; pero los demonios peludos, de ojos iracundos, que se vestían con horribles trajes negros, seguían su búsqueda insaciable, y no vacilaban en torturar y matar para obtener las confesiones; a veces se valían simplemente del engaño y de la adulación, pero casi siempre la sangre, el fuego y la tortura terminaban por arrancar las palabras secretas conservadas en el corazón de los hombres.

TRES ENSAYOS


El libro titulado Tres Ensayos sobre el Lenguaje, fue escrito por el doctor F. Con antelación al año 1900, pero nunca consintió en su publicación, ni se hace mención de él en la relación de sus Obras Completas...

No obstante, testimonios de sus más íntimos colaboradores y discípulos selectos, indican que siempre fue una obra bien apreciada del maestro; y cuando se refería a ella, lo hacía con una veneración tal que revelaba algo más que mucho amor...

Era como si el sentido de su vida toda entera estuviera, se expresara, se manifestara en aquellas líneas entrecortadas, aquellos párrafos llenos de enmendaduras, de vacíos, de tachones, lagunas y puntos suspensivos...

La forma misma de su escritura y no sólo el contenido nos hablaba de un hombre desgarrado, incompleto tal vez, pero siempre en trance mortal de búsqueda, de hallazgo, de desaparición...

Hablaba de sí mismo. Toda su vida había estado buscando y sólo encontraba esos trozos raídos, esos pedazos de piel o de artefacto, esas imágenes desvaídas e irrecuperables de un sueño, de un deseo, de un olvido...

El primer lenguaje es el de la búsqueda sin sosiego, el del trasegar por mundos terribles desde lo más bajo hasta lo más elevado, desde lo más profundo hasta lo más superficial y vano...
El segundo lenguaje es el del hallazgo, el de la descodificación de un mensaje antiguo, el de la fragmentada recomposición...
El tercer lenguaje es el de la muerte, la aniquilación, el espacio vacío, la página en blanco, las palabras no dichas, ni siquiera pensadas; la carga cósmica de la conciencia de una unidad imposible, la terrible conciencia de un verdadero sin sentido...

Sólo en una ocasión y subrepticiamente, con el sentimiento de estar cometiendo un acto culposo, tuve apenas un breve vislumbre del texto. A espaldas suyas, empinándome abusivamente por encima de su hombro, y en forma sigilosa, lo vi sollozar desesperado, oprimiendo entre las dos manos su cabeza, mientras hacía un esfuerzo sobrehumano por completar una frase, por encontrar quizá una palabra adecuada, precisa, irreemplazable, que le otorgara un sentido al tejido de su vida, y entonces pude ver esos caracteres minuciosos, esas líneas tortuosas, esas páginas amarillentas ya, con marcas de fuego en algunos de sus bordes, viejas desgarraduras y rastros de sangre reseca.

miércoles, 8 de octubre de 2008

TRES POEMAS

TRES POEMAS

*** Publicados en la revista Poligramas N° 12 Agosto de 1994.
Departamento de Letras. Facultad de Humanidades. Universidad del Valle. Cali


1

¿En qué parte de mi podré encontrarte?
Tu silencio camina por mis venas
Y va dejando vacíos
Que la muerte ocupará con diligencia.

¿Hallaremos al fin el punto decisivo
El instante preciso
O la manera
De conjurar el cuerpo de la ausencia?

...Si hasta le duele al cielo
El espacio del pájaro en el aire
Después del vuelo...

2

Entre las sombras de la noche
Las sombras de las cosas
Y los hombres

La ausencia es otra sombra dibujada
En la comisura de los labios que la nombran
Y el silencio una sombra luminosa

Sobre tu cuerpo se proyecta y crece
La sombra
Dolorosa
De mi sombra

3

Yo soy un hombre iluminado
Por las tinieblas de la duda
Devorado por el fuego insaciado del hastío
Por el supremo y profundo
Fastidio de la hartura

Nada espero del mundo
Nada quiero

Yo sólo soy un hombre simple que camino
Como una interrogación en el vacío.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

DIEZ POEMAS

DIEZ POEMAS *

(Publicados en el libro VOCES Y DIFERENCIAS: Antología poética. Carlos Vásquez Zadwaski (Editor). Escuela de Estudios Literarios. Universidad del Valle. Cali. 1997)

1
Yo soy un hombre iluminado
Por las tinieblas de la duda
Devorado por el fuego insaciado del hastío
Por el supremo y profundo
Fastidio de la hartura

Nada espero del mundo
Nada quiero

Yo sólo soy un hombre simple que camino
Como una interrogación en el vacío.


2
La roca, los árboles, el río
Me arrastra la música del viento
Sólo me importa el canto
De los pájaros.


3
Entre uno y la nada
Hay un pequeño salto
Que se llama infinito

La serpiente uroboros
Mordiéndose la cola
Dentro del universal testículo

Entre el cosmos y uno
Un camino de leche
Y un hilito de humo

¿De dónde viene la luz
O las tinieblas?
¿Del cero o de uno?

Todo hombre es un ser
Corpuscular y ondulatorio
Una bestia apocalíptica

Y cada uno
Es un huevo donde incuba
El No-ser de Sí mismo



4
Toda música
Toda palabra
Toda poesía
Cuya máxima aspiración

Es al silencio...


5
Mis labios bebieron en la fuente umbría
Las aguas amargas
De un conocimiento pervertido
Por la sed de los siglos
Y el sigilo acechante de los sabios


6
Recorrer el más arduo sendero
Y encontrar una roca en el camino
O más bien llevarla dentro
Conmigo o ser yo mismo.


7
He aquí al hombre
Extraviado en las aberraciones
De otros mundos
Eterno transeúnte de tinieblas
Utópicas
Descifrador fallido de signos
Equívocos
Vano interrogante
De un universo mudo


8
Yo voy por el mundo pero llevo
Sobre los hombros algo más
Que el universo entero

Soy una desapercibida ausencia
En la congregación de los hombres

Y tal vez soy el hambre
O el olvido
O la herrumbre

A carcajadas transito
Al borde del abismo

Entre la mentira y mi locura
Sobre una cuerda floja

Mi Gran Tesoro cabe en el pañuelo
De un viajero


9
Oh Gran Desconocido
Me has mirado en el espejo humenate
De los ojos
Y he visto el Rostro de los Otros
TODOS
Los seres, los tiempos, los lugares
YO SOY

RECONOCER
Ese raro orar
Ese raro orar
ESE RARO ORAR
Somos Adán o nada somos
SOYDYOS
EVAYAVE
Innumerableciegamultitudmiserable
Somos seres solos
Somos seres solos
SOMOS SERES SOLOS
De sombra proyectada por La Sombra


10
CANCION DEL AGUA

La canción del agua
Despierta los olores femeninos
De la tierra
Lluvia que lava el tiempo y lo rejuvenece
Y desata la memoria dormida de las horas.
Entre las hendijas de los ladrillos
Los grillos se tornan relojes regresivos
Y todo vuelve
Envuelto en las espirales nebulosas
Del humo del cigarrillo encendido.

La canción del agua:
Sordo rumor que se introduce en el laberinto del oído
En los poros
En todos los conductos
Y reactiva los recuerdos agazapados
En el silencio de cal de los huesos.

Nocturna llovizna cuando los ojos no sirven
Cuando los pies están quietos y lejanos
Cuando sólo el susurro del viento
Es el santo y seña de la vida
Diluida en un pozo profundo y oscuro
Llamado No-ser.
Cuando sólo los ríos interiores
Contenidos demasiado tiempo
Se desbordan por espacios abisales
Borrando los linderos de la piel
Y la sangre y la materia es toda
Un solo fluir espeso y palpitante.

El agua tiene una estatura
Que pocos hombres alcanzan

El pescador solitario todo un día
A la orilla del río
Cuyo pensamiento no está en ninguna parte.

El sacerdote indio
Cuya iniciación se realiza
Después de haberse purificado siete días
En la laguna sagrada
Como en el principio.

El niño que busca piedrecitas de colores
Y caracoles de eras antediluvianas.

El innominado que le dio la espalda al tiempo
Y recorre paisajes de arena
En los astros interiores.

Los hilos del agua te conducen al origen
Para recomenzar la textura del destino
Con una fortaleza nueva en la mirada
Con la vitalidad pura de un niño.

Los ríos pasan y pasan y se quedan
Y regresan siempre
En un eterno fluir que el hombre envidia
Porque los hombres pasan
Y no se quedan
Y jamás regresan.
Sólo la superficie
Y el límpido rumor líquido y grueso
Del agua
Les permite hacerse a la ilusión del retorno.

Agua
Agua
Primero estaba el mar
El mar era la Madre
Ella era río, laguna, quebrada
Y el espermatozoide de Dios se agitaba
Sobre la superficie del océano
Diseminando las primeras bestias arcaicas
Que poblaron el universo por días estelares
Milenios incontables de protozoarios
Híbridos infinitesimales de planta y animal
De luz y roca
Bisabuelos de los mastodontes y gigantes
Que asolaron la tierra mucho antes
De la ira del agua.

En los valles fluviales nacieron las civilizaciones
A la vera de los ríos sagrados
Cuyo sólo nombre es una invocación
De magia y poesía
Río Amarillo
Rió Nilo
Río Tigris
Brahma Putra
Río Jaguar
Río Serpiente
Río de Leche
Río Madre.

A la orillas de los ríos y sobre las lagunas
Sembradas de mazorcas de oro
Se construyeron los palacios, los templos, las pirámides.
Las naciones del Agua
Los Atlantes que regaron de sabiduría y de misterios la
Superficie del planeta.
Los hijos de Axtlán que nos contemplan desde el silencio
Aterrador de sus ojos de piedra.
La canoa serpiente que venía desde el mar
Con una humanidad en sus entrañas
Pariendo huevos luminosos selva adentro,
Río arriba
Cerca de la cabecera de la Madre del Agua.

Y los ríos verticales
Bendición de la tierra que los dioses
Derraman en agradecimiento a las danzas de plegaria
Al tambor del pie descalzo sobre la tierra seca
La lluvia bailarina con su vestido de velos
Desnudando a cada movimiento de caderas
El cuerpo del aire.
Las gotas hipersensitivas y exquisitas que se deslizan
Buscando las axilas musgosas de los árboles
Y las grietas sensuales de las rocas y el suelo
Para despertar allí el denso olor a mujer
Que tiene la tierra cuando llueve
Que tienen las rocas
Que tiene la madera.

Todo es agua
El universo es agua en movimiento
Las rocas son agua endurecida
La leche es agua blanca
Y la sangre son ríos de agua roja.
El hombre es agua que se piensa
Y el amor es un mar salado y cálido
De lágrimas de placer y desbordamientos seminales
La memoria es el canto del agua que regresa
Invadiendo los órganos, los huesos
Con voces y silencios de otras vidas
De otros tiempos.

jueves, 11 de septiembre de 2008

EL PRIMER LENGUAJE

Este acto de amor tan íntimo y tan multitudinario, tan por encima de las edades y el espacio.



Extranjeros, se encuentran en la esquina de un vuelo y pueden reconocerse en cosas primigenias: en la sustancia que viene del hidrógeno, en la luciérnaga que los vincula con la estrella, en el abismo de la noche más negra, cuando la piedra era.



En el asombro de los cuerpos descubriéndose, los dedos recorren la madera, acarician el borde de una hoja, la piel de la niebla, la textura de las horas dibujando señales recordatorias, signos, sueños. Sobre todo, sueños.



El primer lenguaje del hombre solo tuvo palabras asombradas, invocaciones, ensalmos amorosos. Era un acto poderoso que estructuraba el mundo, decantaba el caos avasallante, tomab para sí la plenitud perdida y erigía, sin saberlo, el túmulo, la torre, el camino que todos recorremos con zapatos inteplanetarios.



Hubo un momento en que el bisonte fue por primera vez bisonte y alrededor del fuego se tejieron las leyendas. La cabeza del jaguar hacía el sol de la noche y por el río subía la serpiente de estrellas rumbo al centro, corazón del universo y el jaguar, el sol, el río, el hombre, eran uno.



Hubo un momento cuando se hizo la otra luz y la luna era la sangre de una muchacha oculta a las miradas, mujer, montaña, cordillera, tierra y nombrar el miedo era atraer la noche del espanto, los escorpiones negros.



Hubo un tiempo con certezas tristes y un ser que supo de la muerte. Y entonces el amor, el fruto, las palabras, quisieron recuperar lo pasajero, elcaer de la hoja, la errancia de una estrella, la mismidad del hombre.



Hubo un instante de un día en que empezó a contar la ausencia.







***Publicado en Voies d'encre N° 19 Eté 2006

Revue littéraire de création. Chemins du monde

3 Bis, Rue Michelet, 33140 Villenave d'Ornon

France.

EL RECONSTRUCTOR DE TEXTOS

Es duro mi oficio: soy reconstructor de textos.

Mi trabajo consiste en viajar por el mundo recogiendo los restos del naufragio y del incendio, las hojas arrastradas por el viento, los gritos de espanto de las víctimas del insuceso. Husmeo entre los escombros de las ciudades devastadas, entre los restos calcinados de los templos, las oficinas, los archivos notariales y debo rescatar, es mi misión, aún a costa de mi propia vida, el más mínimo legajo, el más decrépito folio,arrancado de cualquier texto por una mano infame.

Debo recorrer los siete mares y los cinco continentes, debo perderme en laberintos de nieve o de fuego, debo excavar la tierra acumulada pormilenios, debo apartar los huesos, los detritus, las cenizas, los humores domésticos de las antiguas ciudades asoladas por la ira de los dioses o las fuerzas desatadas de la naturaleza y de los pueblos; debo llegar hasta la escencia de Sodoma, Nínive, Jericó, la consumida Alejandría, debo buscar entre las grietas de los muros de Jerusalem y entre los ladrillos de las torres derribadas de Babilonia las señales testimoniales; debo traducir, interpretar, recomponer, las promesas de amor, los tratados de medicina y de agrimensura, los mapas de las constelaciones, los conjuros de viejos alquimistas, las fórmulas secretas.

Tengo que deducir de una palabra un versículo, de un párrafo un texto, de una biblioteca un mundo. Del signo que representa un arbol, debo extraer raíces y proyectar ramificaciones en el cielo, primaveras inciertas y frutos de infundio. Debo esforzar mis ojos hasta lo más profundo. Es arduo mi oficio y me consume y, a veces, tengo miedo...


***Publicado en Voies d'encre N° 19, Eté 2006
Revue littéraire de création. Chemins du monde.
3 BIS, Rue Michelet, 33140 Villenave d'Ornon
France
.

lunes, 25 de agosto de 2008

LLUVIA NEGRA

Escuché el crujir de las hojas y las ramas contra la tierra húmeda bajo el peso de las pisadas de los hombres acercándose a mi lecho. Luego los ví, tan altos como dos montañas, sus diminutas cabezas de insectos recortándose en el azul temprano del cielo. Sus botas inmensas tan próximas a mi rostro, las mangas caqui de sus pantalones ascendiendo largamente hasta la cintura, y la camisa caqui mucho más lejos todavía.

Aquella visión inconmensurable me oprimía el pecho; mi corazón golpeaba acelerado y mi cuerpo todo se enervaba de angustia, máxime cuando yo sabía qué hacían allí y para qué habían venido.

En las manos rudas y alargadas traían las palas y sus miradas pasaban sobre mí sin detenerse, sin mirarme siquiera, como si yo no estuviera allí.

Entonces se inclinaron sobre el montón de tierra acumulada junto a mi lecho y empezaron a arrojar las paladas de tierra que empezaban a cubrir mis piernas.

Apoyándome en los codos con un esfuerzo inmenso, pude incorporarme un poco para ver cómo la tierra iba cubriendo paulatinamente mis extremidades; miré con desesperación en derredor tratando de encontrar algo a qué asirme, algo que pudiera salvarme.

Los hombres no parecieron notar mi agitación, mi desesperación. mi angustia, sus rápidos moviemientos me iban cubriendo de barro revuelto con hierbas, raíces, hojas descompuestas.

Un golpe de tierra cayó sobre mi rostro y gemí tratando de llorar; otro golpe me llenó la boca, la nariz, los ojos; pensé en mi madre, en mis hermanos, en los quinientos siglos de historia sepultada bajo la lluvia de lodo.


*Publicado en: Voies d'encre. Numero 20. Automne 2006
Revue littéraire de création. Chemins du Monde.
33140 Villenave d'Ornon France.


SIN TITULO

Del dolor germinal de la semilla
nació el tiempo
azotado por lluvias de luz y de tinieblas

Del cuerpo joven de una muchacha
De su primera menstruación
Y tuvo olor de semen y madera
Y tuvo un denso olor a flor de tierra

El tiempo es piedra
Las horas y las eras
granos minúsculos de arena
Rechinar dentado de la rueda
Crepitar del cuarzo
Rumor de las estrellas.

*Publicado en Voies d'encre. Numero 20 Automne 2006
Revue littéraire de création. Chemins du Monde.
33140 Villenave d'Ornon France

miércoles, 20 de agosto de 2008

BORDEAUX 4

Doce pasos de largo
Diez pasos de ancho
Y a un solo paso de la tumba

Treinta y seis escalones de piedra carcomida
conducen hasta mi nueva morada
Hay un sótano antiguo
que huele a orín, a oscuridad, a húmedo.
Aquí vivo, duermo, desayuno y copulo
Con todas las mujeres del mundo.

Dos minúsculas ventanas negras
Me dejan ver los techos vecinos
El cielo azul, las nubes
A veces una estrella solitaria
Y cada mes la luna.

En la puerta un gendarme encargado
De arrancar los ojos y la lengua
De aquel que sobrepase ciertos límites.
Hay un piso vedado.
Mi cuarto es ocupado por una sombra de hombre
y un espejo
en cuyo interior las telarañas polvorientas
atrapan los sueños

El piso es blanco
El techo blanco
las paredes blancas
y el espíritu sopla de la cama a la mesa
transcurriendo sus ciento veinte pasos cuadrados
milimétricamente
Sus ciento veinte pasos circulares
Sus ciento veinte pasos viciosos

Todas las noches converso conmigo
Me hago la visita
Me acaricio un poco
Y me cuento una historia siniestra antes del sueño

Para dormirme acudo al antiguo expediente
De contar escalones
De contar pasos
De contar palpitaciones

Luego pueblan mis sueños los cuchillos sangrientos
Gárgolas y súcubos que roen sus cadenas
Laberintos con puertas sistemáticas
Que te llevan una y otra vez a la locura

Hasta que una doncella angelical
me rescata a un amor adolescente y puro
Y yo salgo del mar
limpio del mundo

Pero debo despertar arduamente
al tinto, al cigarrillo, a los libros
a la constancia del cerebro que machaca
sus amargas hierbas
sus fluidos sutiles

Casi no pasa nada aquí
Algunas veces
Un rayo de sol desciende por la ventana
Y yo me tiendo desnudo
Por calentarme un poco los testículos.

* Puplicado en Voies d'encre Numero 15, Printemps 2005
Revue littéraire de création. Chemins du Monde.
33140 Villenave d'Ornon France.

SIN TITULO

A través de la reja la luna
Se ve triste
Prisionera
Allá afuera.

*Publicada en Voies d'encre Numero 15 Printemps 2005
Revue littéraire de création. Chemins du Monde
Villenave d'Ornon. 33140 France