miércoles, 20 de agosto de 2008

BORDEAUX 4

Doce pasos de largo
Diez pasos de ancho
Y a un solo paso de la tumba

Treinta y seis escalones de piedra carcomida
conducen hasta mi nueva morada
Hay un sótano antiguo
que huele a orín, a oscuridad, a húmedo.
Aquí vivo, duermo, desayuno y copulo
Con todas las mujeres del mundo.

Dos minúsculas ventanas negras
Me dejan ver los techos vecinos
El cielo azul, las nubes
A veces una estrella solitaria
Y cada mes la luna.

En la puerta un gendarme encargado
De arrancar los ojos y la lengua
De aquel que sobrepase ciertos límites.
Hay un piso vedado.
Mi cuarto es ocupado por una sombra de hombre
y un espejo
en cuyo interior las telarañas polvorientas
atrapan los sueños

El piso es blanco
El techo blanco
las paredes blancas
y el espíritu sopla de la cama a la mesa
transcurriendo sus ciento veinte pasos cuadrados
milimétricamente
Sus ciento veinte pasos circulares
Sus ciento veinte pasos viciosos

Todas las noches converso conmigo
Me hago la visita
Me acaricio un poco
Y me cuento una historia siniestra antes del sueño

Para dormirme acudo al antiguo expediente
De contar escalones
De contar pasos
De contar palpitaciones

Luego pueblan mis sueños los cuchillos sangrientos
Gárgolas y súcubos que roen sus cadenas
Laberintos con puertas sistemáticas
Que te llevan una y otra vez a la locura

Hasta que una doncella angelical
me rescata a un amor adolescente y puro
Y yo salgo del mar
limpio del mundo

Pero debo despertar arduamente
al tinto, al cigarrillo, a los libros
a la constancia del cerebro que machaca
sus amargas hierbas
sus fluidos sutiles

Casi no pasa nada aquí
Algunas veces
Un rayo de sol desciende por la ventana
Y yo me tiendo desnudo
Por calentarme un poco los testículos.

* Puplicado en Voies d'encre Numero 15, Printemps 2005
Revue littéraire de création. Chemins du Monde.
33140 Villenave d'Ornon France.

No hay comentarios:

Publicar un comentario